Especial y único, como vosotr@s

17/03/2022

Especial de ánfora, el nuevo vino de Vinya els Vilars. Diferent y único, el tanat conforma su ADN, cultivo ecológico y envejecido en ánfora.

Cuando te dedicas a “esto” del vino, la bodega se convierte en tu segunda familia, cuando no en la primera si tenemos en cuenta la dedicación, las risas y llantos, las decepciones y satisfacciones que nos da. Primera o segunda, la bodega siempre presente, siempre constante, siempre en la mente, siempre simiente.

Y si hablamos de família, los hijos suelen tener un especial protagonismo, y en el caso de una bodega está claro cuales son los nuestros. Vinos, fruto de la pasión por la viña, del cariño, de la estima a la tierra, de la experiencia, de las decisiones reposadas, de la dedicación y el esfuerzo…, si esto falla llega el tiempo del vinagre.

Esos vinos que cuando reposan en su cuna nos llenan de sueños; esos vinos, a veces dóciles otras desbocados, unas veces fuertes y persistentes otras sútiles y delicados… Vinos, como los hijos, que hay que mimar, formar, cuidar con esmero antes de que vean la luz. Esos vinos, que aún siendo nuestros siempre nos sorprenden y que no se revelarán en plenitud hasta que se vistan de etiqueta y tengan su presentación en sociedad destapando, ahora si, el frasco de las esencias.

Como en una família, tomar la decisión de dar vida a un nuevo vino no es fácil. Así, como en la vida real, generalmente el amor que sientes por la viña, la pasión por el vino, la experiencia de criar algo propio, de disfrutar con él, de verlo crecer y marchar y observar su desenvoltura en sociedad, son algunas de las razones para liarse la manta a la cabeza y “alumbrar” un nuevo vino.

¿Y a que viene todo esto? Fácil, en Vinya els Vilars estamos de enhorabuena. La vida, la viña nos ha sonreido con Especial, el nuevo “vástago” de la bodega. Tan diferente, tan singular, tan único…; nuestro nuevo niño mimado.

Es el octavo de la saga, pero llega pisando fuerte, marcando estilo. Sin complejos. ¿Será por la muda de cuna? Ha cambiado la calidez de la barrica de madera por la milagrosa arcilla de una ánfora. ¿Será por sus genes? El tanat marca su ADN; genio y figura, todo él ecológico. ¿Será por su pureza? Libre de sulfitos. Será su color rubí, su intenso sabor, su aroma a cereza, su toque a pétalos de rosa o ese puntito mineral y a monte bajo, su complejidad. Qué será será.

Nos ha salido así. “Especial” en todo, hasta en la presentación. Rompiendo moldes, nos viene vestido con una botella estilo borgoña ovalada rematada con lacre naranja; singular y elegante. Buenos paños para proteger una explosión frutal que te envuelve toda la boca, para un vino fresco y elegante, con un regusto largo y persistente.

El es así, especial y único como vosotros y quiere conoceros.